El 1 de noviembre los cristianos celebramos el día de Todos
los Santos. La tradición consiste en asistir a los cementerios para visitar las
tumbas de los seres queridos fallecidos para recodarles. Se adecentan los
cementerios y se llevan flores.
Los dulces son otra parte tradicional del Día de Todos los
Santos, destacando los buñuelos de viento y los huesos de santo. Así como las
castañas envueltas en cucuruchos de papel, lo que ayudaba a calentarse las
manos frías debido a las inclemencias del tiempo en estas fechas.
Pero, ¿por qué se celebra este día?
El Día de Todos los Santos fue instaurado por la iglesia Católica
a principios del siglo IV debido a la Gran Persecución de Diocleciano. El
número de mártires llegó a ser tan grande que la iglesia decidió marcar un día
para dedicárselo a ellos. Aunque durante los primeros siglos no hubo una fecha
fija, Gregorio III decidió fijarla el 1 de noviembre. El papa Gregorio IV, por
su parte, extendió la celebración a toda la iglesia en el siglo IX.
La noche de Halloween, ha eclipsado lo que verdaderamente se
celebra este día. Con la intención de mantener nuestras raíces y nuestra cultura,
en algunas diócesis se celebra una fiesta alternativa, que consiste en
convertir ese día en un homenaje a nuestros santos. Esta fiesta es HOLYWINS, es
un juego de palabras que en inglés significa “la santidad vence”, los niños se disfrazan de santos para conocer
un poco más a esos modelos de vida que pueden aportarnos tanto a la sociedad.